01 junio 2007

de Salto de tigre blanco :

1. Pez relampagueante


Yo recuerdo el día preciso en que decidí convertirme en el Diablo. Su nombre significa el que espera. El que espera el fin de los tiempos... El Diablo es también el tentador, el curioso, el que abre las puertas del deseo... Y es inmortal, como yo...

Yo estoy segura de que pasé la noche de Año Nuevo en casa de Croiassant... Esta versión es desde luego la mía, porque hay otras, siempre me contradicen, me desdicen, niegan lo que yo digo, me ignoran, ni siquiera me escuchan, no importa nada lo que yo opine... Ya se sabe, llegaron las doce campanadas y besos, abrazos, champaña, risas estúpidas, frases estereotipadas, en fin... Al salir de allí fui a casa de Pepino un rato, charlamos, tomamos una copa de vino con amigos... Pepino me preguntó si mi marido me había deseado feliz año nuevo... Me reí... ¡Qué ocurrencias!... Desde luego que no, ni yo a él, por supuesto... Ya era casi de madrugada... Me fui a casa y vi como siempre que la puerta del cuarto de mi marido estaba cerrada... Toqué primero con suavidad, después con ira, traté de abrir, pero estaba tan cerrada como siempre y me fui a dormir a mi cuarto sintiéndome más que rechazada, más que siempre... Perdida... Abandonada... Sola... Cansada... Y pensé ahora, es ahora... Muy agitada busqué las pastillas en donde las tenía escondidas... Muy agitada me cambié de ropa... Vi mis cosas desperdigadas por el cuarto... El cuarto desordenado... Las reglas inflexibles que me dio mi madre... Cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa... No me importaba un carajo...Escribí un recado final y a la chingada con todo... He vivido odiando mi compañía... Saqué mis llaves de la bolsa, fui a la cocina y llené un tarro con agua, aseguré las píldoras, comprobé si llevaba mi licencia de manejar y la libreta con el recado...Al salir de casa volví a sentir el peso de la puerta cerrada del cuarto de mi esposo... Eran como las seis de la mañana y me puse a manejar sin saber hacia dónde iba... A la montaña, sí, pero a qué parte de la montaña... Subí hacia el Ajusco y me detuve ya bastante arriba porque quería escribir algo más... Empezaba a salir el sol... El auto estaba calientito, había casas cerca, me pasaban otros autos de vez en cuando... Me sentía a ratos asustada, a ratos preocupada, a ratos deprimida, a ratos contenta mirando los árboles y las montañas... Luego seguí manejando... Más arriba... Me detuve en otro lugar asoleado y pensé no, qué idea se me metió... No, todavía no, ahora no... Le di vuelta al carro y lo volví a estacionar un rato... Por fin decidí volver a casa... Pasé por casa de Pepino, serían como las diez de la mañana, estaban sus papás... Hola... Feliz Año Nuevo... Le dejé un recado a Pepino en un sobre cerrado: “Ya se terminó este asunto”, le escribí, “it was fun while it lasted, pero ya estuvo bueno, a mi edad jugando con un niñito de 19 años”... Me despedí de su madre, de su padre y llegué a casa otra vez... Y de nuevo, al instante de abrir la puerta, la necesidad súbita, absoluta, terminante, urgente de exterminarme... Ya basta... Ya basta... ¡Ya basta!... No quiero más... Le hablé a Papaya por teléfono, serían como las 10:30, le dije que tenía catarro y que pensaba quedarme todo el día en la cama, y sentía mucho tener que cancelar nuestra merienda de esa noche, la primera del año nuevo... Levanté mis cosas... Arreglé todo mi cuarto... Colgué mi ropa en el clóset... Hice de nuevo la cama aunque no había dormido en ella... Dejé en la mesa el libro Education por Adaptation and Survival que estaba leyendo, y pensé “aquí está un libro sobre cómo vivir y yo estoy preparándome para morir”... Guardé mis anillos y el reloj y mis cadenas de oro, pero coloqué en la mesita los regalos que me habían dado mis hijos en Navidad... Luego puse muy a la vista el recado en el que decía que por Año Nuevo y estar muy satisfecha, etcétera... Y saqué doce pastillas de un frasco y ocho del otro... Me tomé todas, saqué otras seis que puse sobre la cama para tomarlas luego, y guardé los frascos en un cajón del clóset... Me acosté boca abajo... No supe más... Eso es todo lo que recuerdo...


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