03 enero 2008

Atemporia


por Gustavo Sainz

Si pienso en Atemporia, la extraordinaria nueva revista de Alejandra Peart y Eduardo Ribé, pienso en lo leído, poemas y pequeñas prosas, notas de discos, y de una manera más explícita veo las fotografías asociadas con lo insólito o lo extraño, como si nos estuvieran enseñando a mirar. Lo destacable es que este grupo de jóvenes enfrentan la escritura y la creación con sus visiones callejeras e íntimas antes de sacar conclusiones de un ámbito supuestamente más adecuado como podría ser el de la teoría literaria.

Esta nueva generación, si se me permite compararla, es como un cazador que está al acecho de las palabras y las ideas intentando cobrarse una pieza que siempre amenaza con escapar. Curiosamente la victoria o la derrota finales, siendo lo decisivo, pesan menos que la tensa incertidumbre del trayecto. Baudelaire veía al escritor bajo las siluetas del cazador o el pugilista. Los escritores como los boxeadores entrenan en solitario, golpeando mientras golpea, en un combate permanente con las palabras y la gramática.

¿O son como cirujanos? Los cirujanos es obvio quieren terminar con éxito su labor. Pero este deseo es sólo una sombra que apenas logra conmoverlos en cada uno de los instantes de los minuciosos procesos en el que se hallan abocados. Los cirujanos del lenguaje separan la piel de las palabras, hurgan en las entrañas de su significado, tratando de alcanzar aquellas capas profundas en que se alojan las vísceras de la existencia. Alejandra y Eduardo entendidos como cirujanos se sumergen en los subsuelos del mundo y en tal descenso logran ser meticulosos, incisivos y en cierta manera, despiadados.


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